REPORTAJE: LA CLAUSURA DE MARÍA ESTELA MARTÍNEZ
Saludo fascista de la ex presidenta argentina |
La tercera esposa de Juan Domingo Perón asumió la
presidencia argentina tras enviudar. Detenida por una junta militar, fue
liberada en 1981. Desde entonces reside en España, donde trata de huir de sus
fantasmas entre timbas con pastas, misas de precepto y reflexiones astrales con
su amigo Octavio Aceves.
JUAN JESÚS AZNÁREZ 21/01/2012 EL PAÍS de Madrid
Mario Rotundo, pícaro albacea de los bienes del expresidente
argentino Juan
Domingo Perón (1895-1974), se declaró testigo de la pesadilla
supuestamente sufrida en España por la segunda viuda del caudillo gaucho: María
Estela Martínez, Isabelita, que en 1973 accedió a la jefatura del
Gobierno del país sudamericano por voluntad de Perón y sin otra preparación que
la propia incompetencia. Los militares la derrocaron en 1976, y desde
principios de los ochenta Madrid se convirtió en su residencia habitual.
Congenió con Pilar Franco, frecuentó al Opus Dei y saraos de
Madrid y Marbella
"Sufrió mucho al ser detenida en 2007; necesitóayuda
psicológica", dice Aceves
"Ella dice que no entendía de política, que fue puesta
en la presidencia por designio de Dios"
Verdades, misterios y fabulaciones convergen sobre la
evanescente María Estela Martínez Cartas, de 80 años, que no sabe, no contesta,
o se hace la loca cuando la prensa indaga sobre los episodios y
responsabilidades de su pasado personal y político. La pesadilla mencionada por
el albacea argentino habría ocurrido en los noventa: una noche madrileña,
Isabelita despertó a Rotundo, que en esos años era su amigo, con el apremio de
que acudiera a toda prisa a su domicilio de la calle de Casado del Alisal. Cuando
entró en el dormitorio de la compatriota, la encontró de pie sobre la cama,
pálida, desencajada, dando aterradores gritos. La alucinada habría dicho a
Rotundo que durante media hora la habitación fue tomada por una luz cenital,
intensa, envolvente, que salía de la cómoda donde guardaba el sudario de Eva Duarte de Perón, Evita(1919-52),
primera viuda del general.
Rotundo, de 61 años, debió llevarse el mueble para que la
perturbada dejara de chillar, según afirmó. "Por eso me da la risa cuando
leo o escucho que López Rega [José, exministro y secretario privado de Isabel
Perón, alias El Brujo] hacía acostar a Isabel junto al cadáver de Eva
para pasarle su alma".
El delirio narrado por Rotundo, presidente de la nebulosa Fundación
por la Paz y Amistad de los Pueblos, viene recogido en el libro El
heredero del general, publicado en mayo del año pasado por el periodista
Miguel Prenz, que no entra en valoraciones sobre la veracidad del relato.
"En la historia que cuento, quienes podrían confirmarla o negarla murieron
o prefieren callar", dice el autor, profesor de la escuela de periodismo
TEA de Buenos Aires.
Analfabeta políticamente, el desgobierno de 632 días de
Martínez de Perón, que sentó a militares gorilas en el Consejo de Ministros,
facilitó el cuartelazo de 1976 y un terrorismo de Estado cuyos desmanes aún
estremecen.
María Estela Martínez, bailarina de vocación, se casó con
Juan Domingo Perón en España en 1961, donde habían decidido establecerse. El
amancebamiento de la pareja repelía a las sotanas y monaguillos de la
democracia orgánica, apostólica y romana de Franco. Fue nombrada vicepresidenta
de Argentina el 12 de octubre de 1973, y el fallecimiento del fundador del
peronismo en julio del año siguiente la colocó directamente en la presidencia,
donde fue presa fácil de los conspiradores castrenses. La historiadora
argentina María Sáenz Quesada dice en una biografía sobre su trayectoria que la
Isabelita joven nunca representó al feminismo moderno y, contrariamente,
exhalaba "un sabor añejo, casi machista". "Miren qué linda la
señora, ¿qué me dicen de su vestido?", comentaba Juan Domingo Perón al
paso de su señora por el Senado.
La presidenta, derrocada en marzo de 1976, arrancó su
prolongada residencia española en el año 1983, cobijada por un franquismo
residual deudor de Perón que había sido despachante de carne de la Pampa hacia
la madre patria cuando esta padecía subdesarrollo. Isabelita congenió con Pilar
Franco, hermana del Generalísimo; frecuentó sacristías del Opus Dei, mesas
petitorias y alcurnias de otro siglo; hubo saraos y abolengos de Madrid y
Marbella que se disputaron su presencia para vestir las tertulias. María Estela
Martínez vivió en una mansión de Puerta de Hierro hasta su venta para sufragar
el juicio por la herencia de Perón promovido por las hermanas de Evita, a las
que debió pagar cerca de cuatro millones de euros. Al objeto de impedir que los
bienes del caudillo almacenados en la casona, desde el sudario del desvarío
hasta el capote de gala del general, pudieran ser objeto de nuevas
reclamaciones, María Estela Martínez optó por donarlos ante notario madrileño a
Mario Rotundo. La viuda se arrepintió pronto y quiso anular el trato, pero no
pudo. Para entonces, el taimado adulador de Perón, quien supuestamente le había
nombrado su albacea, ya había puesto a buen recaudo el patrimonio. Actualmente
vende los objetos, más de 14.000, por Internet. El
sudario fue comprado en 2004 en una subasta por el español Antonio
Mata, entonces presidente de Aerolíneas Argentinas, para regalarlo al Congreso
argentino.
El itinerario existencial de la señora discurre
hoy plácido, monacal, encarrilado en el conservadurismo y en una rutina de
ancianidad apenas rota por esporádicas merendolas y reuniones con amigas y
comadres de salón de belleza. Coqueta y frugal, juega a cartas, charla con su
amigo Octavio Aceves y sus asesores fiscales y abogados la tienen al día.
Ocasionalmente, pega la hebra con las caritativas damas del rastrillo
Nuevo Futuro, en cuya mesa de famosos colabora con donativos y
filantrópicas manualidades. Leandro
de Borbón, hijo natural del rey Alfonso XIII, ha sido compañero de
cuestación. La embajada argentina asegura saber poco sobre los hábitos de una
mujer que cumplió
seis años de reclusión en su país tras la asonada de los generales
genocidas. "Los militares la quisieron asesinar mientras estuvo
detenida", afirma un argentino que la frecuenta. "Fue después de una
intervención quirúrgica de ovarios. Se llegó a decir que la vaciaron y le
dejaron las gasas del quirófano dentro para que se muriera".
La clausura de la anciana en Villanueva de la Cañada sufrió
un sobresalto
el 12 de enero de 2007, cuando la policía acudió a su domicilio después de
que la justicia argentina hubiera pedido su extradición por supuestos delitos
de lesa humanidad durante su presidencia. Denegada la entrega, Isabelita,
ciudadana española desde 2000, pudo
regresar a su cenobio madrileño, a las misas de precepto y a las timbas con
pastas y reflexiones astrales. "Sufrió mucho al ser detenida y necesitó
ayuda psicológica. Ese proceso le pareció inverosímil y la consumió", se
duele el hispano-argentino Aceves, con despacho profesional de vidente.
"La conozco desde hace más de 30 años. Fue una víctima de las
circunstancias. Contrariamente a lo que algunos creen, es muy culta y
divertida, muy afectiva, que ayuda a los amigos. A mí me ha ayudado mucho,
incluso económicamente". El adivino es generoso, superlativo, en el elogio
de la amiga y en la negación de que fuera bailarina de cabaré y de teatrillos
de tercera cuando conoció a Perón en Panamá en 1955. "Isabel ha bailado
danza clásica desde que era jovencita. Llegó a bailar en el teatro Colón. Todavía
es capaz de hacerme posturas de ballet con 80 años. Le pides hoy en día que te
haga una pose y te la hace. Pone los pies donde hay que ponerlos y levanta la
pierna hasta la altura del hombro. Camina erguida, y se mantiene guapa. Tiene
una agilidad fantástica", agrega Aceves.
Pero si María Estela Martínez Cuartas nunca rebatió
públicamente las calumnias de quienes casi la llamaron furcia de garito,
tampoco se manifestó muy combativa en la defensa de su inocencia política. Le
llovieron las acusaciones y demandas de quienes atribuyen a su nulidad como
presidenta, cuando no a la complicidad por acción u omisión, el nacimiento de
la criminal
Triple A (Alianza Anticomunista Argentina): los escuadrones
ultraderechistas concebidos por quien fuera su ministro de Bienestar Social
José López Rega, El Brujo, responsables de cientos de atentados y
asesinatos. Les tomaron el relevo los verdugos uniformados de la dictadura
militar (1976-1983), que acabaron con la vida de más de 20.000 personas en los
calabozos de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) de Buenos Aires y otras
dependencias castrenses.
El abogado argentino Carlos Slepoy piensa que María Estela
Martínez de Perón se hace la pendeja y la enferma bipolar, y establece una
analogía entre la postración física y psiquiátrica esgrimida por sus abogados
durante las citaciones judiciales de hace cinco años y los argumentos
de la defensa de Augusto Pinochet en Londres, en 2000, para evitar su
entrega a Chile. Nada más aterrizar en Santiago, el dictador chileno saltó de la silla de ruedas.
"Ella dice que no se enteraba de nada, que no entendía
de política, que fue puesta en la presidencia por designio de Dios", dice
Slepoy. "Pero de ninguna manera puede alegar desconocimiento. Sabía
perfectamente lo que ocurría en Argentina". Baltasar Garzón la citó como
testigo en 1997 y llegó a la conclusión de que María Estela Martínez de Perón
poco pudo decidir porque otros, fundamentalmente los generales y sus cómplices
en la vida civil, lo hicieron en su nombre.
Para el abogado español Antonio Hierro, que fue miembro del
Tribunal Supremo y la defendió hace cuatro años, el capítulo reabierto por la
justicia argentina está cerrado. "Las resoluciones de la Audiencia
Nacional denegando la extradición ganaron firmeza con arreglo a nuestras leyes
y, como usted entenderá, se acabó el asunto". No acabó para los jóvenes
argentinos de la asociación HIJOS, víctimas de la Triple A y de la dictadura militar,
que un día empapelaron los accesos a su chalé en la urbanización Mocha Chica de
Villanueva de la Cañada con exigencias de juicio y castigo: "Aquí vive una
genocida", escribieron en un afiche.
María Estela Martínez todavía es pieza apetecible para
aquellos que, como Rotundo, pleitean por el resto de los bienes de Perón y por
los millones supuestamente ingresados en cuentas suizas y españolas. De hecho,
la jueza Pilar Saldaña, del Juzgado de Instrucción de Móstoles, ordenó en 2007
el embargo
de los bienes de Isabelita en respuesta a una reclamación judicial del
albacea. "La jueza Saldaña no va a decir nada, pero, de todas formas, su
sentencia fue recurrida ante la Audiencia Nacional, y una resolución definitiva
puede tardar tiempo", precisan fuentes de ese juzgado.
Como el tiempo es valioso, Isabelita lo aprovecha
virtuosamente, según sus amigos. Le encanta hablar sobre ópera y música de
cámara, y se conserva estupendamente para su edad. No camina como una abuela,
sino erguida, ágil, cuentan. Isabelita fue una víctima de las circunstancias.
¿Y por qué no atiende a la prensa para explicarse? "Pues porque está harta
de que le pregunten sobre Perón". Está harta de que le pregunten por Juan
Domingo Perón y, muy a su pesar, por los asesinatos cometidos por pistoleros
con licencia para matar durante su Gobierno.
Isabelita Perón a la salida de una audiencia |
EL BLOG OPINA
Los políticos peronistas de estos últimos tiempos jamas hacen comentarios del vergonzoso bochorno institucional provocado por Perón al dejar a esta señora heredera de su mandato. Sabe más un niño de escuela sobre política que la ex presidenta que gobernó por casi dos años a los argentinos. Singularidad digna de Ripley y a la vez un signo harto evidente y a la vez reiterativo, que nosotros los argentinos, en su más amplia generalidad, no votamos con la cabeza. Quizás como somos tan hábiles jugando al fútbol lo hacemos con los pies, sencillamente a las patadas...