Van Gogh, autorretrato

LA CULTURA, EL CONOCIMIENTO, EL ARTE Y LA CIENCIA. (Van Gogh, autorretrato) JUAN YÁÑEZ, desde San Juan de los Morros Venezuela, les da la más cordial bienvenida...


viernes, 22 de junio de 2012

La grosería del Presidente

gráfica: nivalrazei.bligoo.com
FRANCISCO RIVERO VALERA |  EL UNIVERSAL
viernes 22 de junio de 2012  03:00 PM

La grosería es la cédula de identidad de la ruina moral del maleducado, del vulgar, del chabacano, patán, obsceno, soez, irrespetuoso y otros congéneres. Y lleva al atraso.
Lo contrario sería la actitud del educado, instruido, respetuoso, cortés, disciplinado y otros antónimos. Y lleva al camino del progreso y bienestar.
O sea, hay solo 2 caminos: del progreso y bienestar, con la educación y la disciplina; o el camino a la ruina moral y al atraso, con la vulgaridad y la grosería. Seleccionar el camino correcto depende del uso de la inteligencia de cada uno.

Por otra parte, la grosería incita a la violencia, al violar la libertad, privacidad y respeto inherentes a los derechos humanos de la otra persona. Y puede transformar al grosero en  sadomasoquista.

La grosería depende de la mala educación y, la educación, del gobierno. Sería como una pirámide de vértice superior ocupado por el gobierno, y de base inferior ocupada por toda la población. O sea, todo viene desde arriba.

En pocas palabras, la mala educación, la grosería y la violencia nacen de gobiernos miserables. Y llevan a la ruina moral de los pueblos.

La Venezuela de mi infancia, por ejemplo, fue un país moralista, de gobiernos preocupados por la educación escolar y familiar, con un principio elemental: primero los valores morales. O sea: ser buen hablante. Ser buen ciudadano en los sitios públicos y privados. Respetuoso con los padres, maestros y personas mayores. Honorable con el compromiso. No robar. No mentir. Y demás. Hasta los discursos del Presidente eran piezas de oratoria, dirigidas con respeto a la nación y a la comunidad internacional. La grosería era invisible.

La Venezuela de hoy es otra cosa. Es violenta. Insegura. Corrupta. Caminante hacia el atraso. Polarizada. Grosera. Por culpa de un gobierno que lleva 14 años aplicando  4 de sus mejores principios: la mentira, el cinismo, la corrupción y la grosería. Y la ñapa: infundir miedo para tratar de implantar una revolución que ha resultado ser una robolución auténtica al robar, entre otras cosas, la idiosincrasia del venezolano, las riquezas, el derecho y la gran oportunidad de avanzar hacia el progreso económico y social y, lo peor, sustituir los valores morales de  nuestro pueblo, con el atraso, para lograr su control absoluto.

Y es que, en este mundo de sustitución de valores por antivalores, el maestro de la grosería en nuestro país es el Presidente. Ocupa el vértice superior de la pirámide con sus cadenas y discursos violentos contra cualquiera, como piezas oratorias magistrales pero de vulgaridad.

Luego vienen sus ministros, que  se notan, como buenos alumnos, por su cinismo y  mitomanía. Y la base del chavismo que trata de ser igual o, quizás, más obscena que su propio maestro, aun en los medios de comunicación social del Estado que, contradictoriamente, por ser propiedad de la nación, y no del gobierno, deben ser utilizados en mejorar la educación de todos los venezolanos.

O sea, esta Venezuela decadente también es la confrontación de vida o muerte entre  grosería y valores morales.

Faltaría ver si los venezolanos seleccionan con inteligencia el camino correcto en las elecciones: el camino de paz, unidad y progreso, sin groserías, de Capriles, o continuar el camino de atraso, mentira, cinismo, y de grosería del Presidente.

Al fin y al cabo, el Presidente hasta ignora que sea como fuere lo que pienses, es mejor decirlo con buenas palabras. Shakespeare.

Lo veremos.

riverovfrancisco@hotmail.com  



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                                   Los maleducados se ufanan de sus groserías y las festejan. Triste condición de los brutos...

sábado, 9 de junio de 2012

"Los días contados"




06:47 am 09-Jun de 2012|El Nacional

Desde Washington llegaron, a través de un despacho de la AFP, unas "crudas declaraciones del presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick"
Hugo Chávez Frías, primer mandatario nacional | Miguel Gutiérrez
Desde Washington llegaron, a través de un despacho de la AFP, unas "crudas declaraciones del presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick". Calificarlas de crudas es poco porque en verdad en el exterior se sabe más sobre el estado de salud del mandatario venezolano que entre sus propios compatriotas.

Lo cierto es que Robert Zoellick dijo clara y tajantemente "que los días del presidente venezolano, Hugo Chávez, están contados". Menudas declaraciones de un directivo que, de acuerdo con la altura de su rango internacional, debe tener fuentes de información de la mayor credibilidad. No se trata pues de alguien que lanza al vuelo tres o cuatro ocurrencias que le pasan por la cabeza para buscar titulares de prensa, algo que no necesita porque por su posición se comporta más bien como un hombre comedido y parco en sus discursos.

De manera que, para humillación de los venezolanos, muchos van a terminar siendo el marido cornudo, que es el último en enterarse que en la carrera electoral del 7 de octubre el caballo oficialista no corre desbocado sino que tiene una pata quebrada.

Allá los apostadores que se jueguen ese jamelgo, pero lo correcto y lo decente es que se le diga a sus seguidores que el supuesto favorito no está en buena forma y que puede ser retirado a última hora por orden de los veterinarios, y de las autoridades hípicas.

A lo mejor lo muestran en los traqueos haciendo buenos parciales y dando una vuelta a la pista como sucede a menudo en los grandes hipódromos, pero no va para el baile.

Robert Zoellick no tenía ni tiene necesidad de colocar sobre el tapete una frases tan definitiva, "los días de Chávez están contados", porque el Banco Mundial no apela a la política como si fuera una tienda minorista, pero sí está en el deber de advertir que el semáforo en Venezuela está pasando de amarillo a rojo y alguien debe frenar para evitar un choque institucional de grandes proporciones. No en vano, como bien lo dicen los reportes internacionales, Zoellick "se convirtió en el funcionario de mayor nivel que se pronunció sin rodeos sobre el futuro del Presidente venezolano, que se recupera de varias sesiones de radioterapia contra el cáncer".

El presidente del Banco Mundial, al contrario de nuestro mandatario chueco, ya anunció que se alejará de su cargo luego de cinco años de ejercicio. De manera que le gusta la alternancia y no la permanencia en el poder como a Chávez. Algunos atribuyen a esta circunstancia de su salida del alto cargo que Zoellick le haya dado a su discurso "un alto contenido político la noche del jueves durante un evento conmemorativo en Washington del 30 aniversario del centro de análisis Diálogo Interamericano".

Según el texto de AFP, Zoellick estimó que una ausencia de Chávez pondrá fin a los subsidios a Cuba y Nicaragua y que "esos regímenes estarán en problemas. En su discurso llamó a América Latina a dejar atrás esquemas políticos y económicos del pasado".

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