Van Gogh, autorretrato

LA CULTURA, EL CONOCIMIENTO, EL ARTE Y LA CIENCIA. (Van Gogh, autorretrato) JUAN YÁÑEZ, desde San Juan de los Morros Venezuela, les da la más cordial bienvenida...


domingo, 23 de noviembre de 2014

LA DUQUESA DE ALBA Se tarda mucho tiempo en ser joven

 María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y Silva. (Duquesa de Alba)

MARÍA LUISA FUNES ABC_GENTE / MADRID   23/11/2014

                                               Si algo se puede decir sin rubor, es que la duquesa de Alba ha vivido la vida a su manera, libre e independiente. Las modas, en cambio, si han marcado su estilo personal

Los años 70 fueron la mejor época para la duquesa de Alba

La mayor extravagancia de la maravillosa María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y Silva ha sido probablemente vestir como una señora mayor cuando solo contaba con veinte años y vestir como una adolescente cuando superaba los ochenta. Nada que reprocharle. Su espíritu se hizo más joven conforme pasaban los años. Como Pablo Picasso decía: «Se tarda mucho tiempo en ser joven». Pero cuando lo eres, lo eres para siempre… dice otra frase. Cayetana ha seguido, con o sin saberlo, estas máximas vitales.

Cuando se casó con Luís Martínez de Irujo, lucía jovencísima ataviada con trajes de chaqueta anticuados en lana gruesa, de colores no siempre favorecedores: grises, azules y negros. Lo típico de los años 40 y 50. Con poco más de veinte años, comenzó a llevar peinados de señora mayor, con el cabello relativamente corto y crepado: el estilo de las abuelas de toda la vida. Durante los veinticinco años que duró su matrimonio con Luís Martínez de Irujo, la duquesa de Alba asumió el rol de la española perfecta, con atuendos muy tradicionales y un habitual despliegue de su colección de joyas familiares: acudía a saraos y cenas de gala con diademas, pendientes, collares y peinados de impresión.

Durante las visitas de Jackie Kennedy y Grace Kelly a España -agria lucha de titanes por convertirse en la más elegante del mundo-, Cayetana aparecía más tradicional que sus invitadas. No obstante, hacía gala de su origen andaluz, llevando la mantilla en los toros o vistiendo el muy masculino traje de corto. A veces se mostraba con el tan femenino vestido de gitana, porque Cayetana, discípula de Enrique el Cojo, bailaba flamenco como los ángeles.

 

Los años pasaron y Cayetana, una de las mujeres más modernas e influyentes de España, decidió bajar su nivel de sofisticación, adaptándose al estilo de los años 70. Se convirtió en estandarte de la moda Ad-Lib y del estilo hippie, adoptando un look similar al de Brigitte Bardot. Esos fueron quizás los años de mayor belleza de la duquesa de Alba. Su cabellera lisa y rubia, sus caftanes coloridos, los pantalones y tops de flores y la sencillez de sus accesorios, hicieron de una mujer clásica un estandarte de la modernidad setentera.


A partir de entonces, y ya tomada la decisión de rizar su melena con un estilo afro inconfundible, comenzó a rejuvenecer su estilo a pasos agigantados. De hecho, al final de su vida lucía vestidos que parecían sacados de Laura Ashley o Cath Kidston, y accesorios más propios de Hello Kitty. Su colección de bailarinas infantiles de Clarys o Journee Collection era del tamaño de la de Imelda Marcos. Los accesorios florales de corte juvenil para el pelo, se convirtieron en una constante en sus peinados. Y sus joyas, otrora valiosas piezas históricas, se tornaron en brazaletes de cuerda e inconformistas pulseras de tobillo con cuentas sin valor. No en vano, Vanity Fair la incluyó en una de sus listas de más elegantes del mundo, calificándola de ecléctica y atrevida. Ciertamente lo era.